Cuna de la rumba bajarí
Carrer de la cera / Barcelona
Bajarí: del caló Barcelona
'Será tuyo para siempre, el legado de la rumba catalana. Son tuyos mis pensamientos, mis ilusiones y mis canciones’. Este sería el primer verso de la canción que le dedicaría el caminante al Carrer de la Cera después de conocer su historia y la de los gitanos catalanes que vivieron en ella.
Por: Marc Galván - Ángela Morales - Rebeca Blázquez
Llama la atención el origen de su nombre. La versión más popular nos habla de que hace algunos años había una virgen en una de las paredes de la calle a la cual le prendían velas. En una de las noches toda la cera se derritió, invadiendo el camino y ahí nació su historia.
La otra versión, que se encuentra en la página del Ayuntamiento de Barcelona, el Carrer de la Cera debe su nombre a un establecimiento que se dedicaba a blanquear la cera. En cualquier caso, más que su nombre, lo importante de esta calle es el aire que uno respira al andar.
La calle inicia desde la Ronda Sant Pere y con el primer paso se siente un ambiente distinto debido a su diversidad cultural. Se puede encontrar una carnicería musulmana, pasando por el bar donde se reúnen los vecinos, y acabando con una tienda de elementos de construcción al llegar a la intersección con el
Carrer de l’Hospital. Quien cruza esta calle, ubicada en el corazón de El Raval, creerá que es una de las tantas arterias que comunica Barcelona, pero realmente, está cruzando un sitio lleno de historia.
Actualmente, este lugar no es lo que solía ser ni se encuentran a los gitanos cantando en cada esquina como era años atrás. A pesar de ser una calle multicultural, donde podemos encontrar pakistanís, musulmanes, hindús, latinos y afroamericanos, son los gitanos los que dan el verdadero nombre a esta calle.
Los gitanos llegaron a Barcelona a mediados del siglo XIX y desde ese momento empezaron a establecerse en diferentes sectores de la ciudad. Con el paso del tiempo nació una diferencia entre los gitanos de habla española y habla catalana. Los primeros, se establecieron en el Somorrostro, barrio ubicado a las afueras de la ciudad y que ya desapareció. Los segundos, a pesar de establecerse en Gracia, tenían sus negocios en El Raval, especialmente en el Carrer de la Cera y fue allí donde surgió la rumba catalana, este ritmo tan particular.
La rumba neix al carrer, filla de Cuba i d'un gitanet, cantaba el Gato Pérez en ‘Rumba de Barcelona’ hace cuarenta años y sigue sonando en la memoria de los habitantes de esta ciudad como homenaje a este ritmo que en los años cuarenta, a manos de los gitanos catalanes, nació para quedarse.
En esta calle céntrica del barrio El Raval se perfeccionó ese sonido característico de la guitarra al estilo «ventilador» que atrajo músicos de todo el mundo. Esta melodía secreta que buscaban mezcla las notas acústicas del instrumento con golpes de mano en el cuerpo de éste para parecerse a la percusión.
Hoy ya no existe este ambiente de rumba en la calle, pero su sonido quedó como testigo de ese encuentro entre gitanos catalanes y gente caribeña que tuvo en su poder la interpretación de una realidad a través de sonidos festivos que celebraban la vida. Escuchar canciones de Peret, mientras se cruza el Carrer de la Cera es sentirse de vuelta en esos años donde entonaban canciones que invitaban a bailar en cualquier momento del día.
El Carrer de la Cera se convirtió, en su momento, en un atractivo para los artistas gracias a la mezcla entre barrio antiguo y el mestizaje de sus vecinos. Ahora, quien vive allí o quien escucha la rumba catalana, recorrerá en su imaginación lo que fue este lugar y entenderá las características tan significativas de esta calle que, aunque ahora no lo parece, tuvo un papel tan importante en la comunidad gitana.