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Entrevista a Lluís Pont

Viajero innato, empresario hotelero en Marruecos y fotógrafo desinteresado, Lluís Pont es fundador, junto a con su hijo Joan, de The Polaroad Project, una iniciativa que se extiende por África regalando instantes congelados en fotografías instantáneas a los que nunca antes han tenido la oportunidad de conservar un recuerdo de esta forma. Además, el proyecto ha colaborado con “Agua para Senegal” en la creación de un pozo de agua en el poblado de Iwol con capacidad para abastecer a un millar de personas.

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¿Cuándo comenzó su pasión por viajar?

Ya de pequeño recuerdo que leía libros de Julio Verne, Veinte mil leguas de viaje submarino, La vuelta al mundo en ochenta días. Todo lo que estaba lejos y era desconocido me llamaba mucho la atención, no tenía medios ni podía llevar a cabo esos sueños pero cualquier excusa era buena para hacer una escapada. A medida que fui creciendo empecé a soñar de verdad y ya con 20 años y una Vespa empecé a recorrer Europa, los países del este, el cabo Norte… 10.000 km por África con la Vespa, con recursos económicos solo los justos para poner gasolina y comer pan y queso, que era lo más barato, siempre acompañado de mi esposa, antes novia. Hasta ahora este espíritu sigue vivo en mí.

 

¿Cómo surgió la idea de The Polaroad Project?

The Polaroad Project fue una idea que empezó Joan, mi hijo, y que yo con mucha ilusión me sume a hacerla realidad. Él se encontraba trabajando y estudiando en San Francisco cuando le comenté la posibilidad de poder realizar el sueño de mi vida juntos: cruzar África en 4x4. Se apuntó sin pensarlo.

Conscientes de que cruzar el continente africano era una oportunidad única en la vida, tuvimos muy claro que debíamos convertir nuestra aventura en algo más que un viaje personal. No podíamos solamente vivir una experiencia increíble. Debíamos descubrir la manera de involucrarnos con las personas que íbamos a encontrar a lo largo del camino.

Anteriormente a este viaje por todo el continente africano, estuvimos los dos juntos en Senegal, realizando una aventura en motos, y nos dimos cuenta de que la gente disfrutaba con verse reflejada en nuestras cámaras digitales.

Desafortunadamente, las fotos que tomamos, no se las pudimos regalar, porque quedaban encerradas en las cámaras digitales. Recordando esta experiencia por Senegal, pensamos que podría ser buena idea compartir la magia de la fotografía instantánea por todo el continente africano y con esta mentalidad nació la idea de The Polaroad Project. Un viaje a través de África repartiendo sonrisas Fujifilm.

Además, siendo conscientes de que la fotografía instantánea podía ilusionar a los niños, pero no cambiar sus vidas, quisimos vincular la idea de compartir la magia de la fotografía instantánea con la campaña solidaria "Agua para Senegal" con el fin de financiar un proyecto de agua para abastecer con agua potable a aproximadamente 1.000 personas en el poblado de Iwol.

 

¿En qué consiste?

Hombres, mujeres y niños, de las zonas más aisladas del planeta quedan realmente fascinados al observar las cámaras digitales de viajeros y turistas y más sorprendentes son las expresiones de sus caras al verse reflejados en las pantallas de las cámaras digitales. Desafortunadamente, en el mundo digital las fotografías no son reveladas al instante, por lo que las familias y los niños nunca llegan a tener un recuerdo físico de sus imágenes.

The Polaroad Project representa la unión entre la pasión de viajar por el mundo y las ganas de compartir por primera vez la magia de la fotografía instantánea con personas que nunca antes han visto un momento de sus vidas revelado en una fotografía.

 

 

¿Cómo fue vivir este aventura con su hijo?

Después de haberla vivido te diré que lo mejor ha sido poder compartir esta experiencia de 4 meses viviendo dentro del coche y cruzando el continente africano de norte a sur 24 horas juntos durante tanto tiempo padre-hijo. Y también te diré que lo peor ha sido compartir el viaje con mi hijo Joan, ya que si hubiera ocurrido alguna cosa durante el viaje no me lo hubiera perdonado nunca y creo sería difícil regresar a casa con esa carga. Todo fue genial, vivimos experiencias duras, difíciles, de cierto riesgo, pero el resultado final fue que nos conocimos en profundidad, nos respetamos, y fue la experiencia de nuestra vida “de momento”.

 

 

¿Cómo planificaron el viaje?

Como todo lo que hace un buen aventurero, tomando la decisión sin pensarlo mucho: quiero hacer esto y ver que se necesita para llevarlo a cabo, el resto lo pone el destino. Mucho papeleo burocrático de visados para algunos países y ganas de llegar al destino, sin olvidarnos que la familia, si está contigo ayuda mucho a que todo salga bien, es un sacrificio para ellos pero es lo que nos hace felices.

 

¿Qué ruta siguieron?

Marruecos, Mauritania, Senegal, Guinea, Côte d'Ivoire, Burkina Faso, Togo, Benín, Nigeria, Camerún, Gabón, República Popular del Congo, República Democrática del Congo, Angola, Namibia, Zambia, Zimbabwe, Botswana y Sudáfrica.

 

¿Qué países africanos no visitaron? ¿Por qué?

La ruta la marcamos por la costa oeste, teníamos previsto cruzar de Senegal a Mali pero la misma noche que íbamos a pasar una pequeña avería nos detuvo y esa misma noche hubo el golpe de estado en Mali por lo que tuvimos que cambiar la ruta y hacer una gran vuelta para evitar ese país, por lo demás no dejamos de pasar por ningún país de los que teníamos previstos recibiendo en todos ellos un cariño, hospitalidad y gratitud increíbles, que nunca olvidaremos.

 

¿Qué expectativas tenía antes de embarcarse en esta aventura?

Expectativas todas las que puedes tener cuando vas a un lugar desconocido, del que te han hablado o has visto documentales y de que las cosas por la televisión se ven de una forma bastante distorsionada de la realidad, incertidumbre de lo que te vas a encontrar y mucho respeto, sabiendo de que eran muchos kilómetros, muchos días, sabíamos cuando salíamos pero no cuando íbamos a regresar y que nos íbamos a encontrar por el camino pero esto es la aventura, y la incertidumbre forma parte de la misma.

 

¿Qué dificultades encontró por el camino?

Muchas y muy diversas. Una vez ya en casa parece que fueron pocas y sencillas pero en cada situación tenías que agudizar tu instinto de supervivencia. Por suerte, cuando aparecen las dificultades, surge también un “duendecillo” que te ayuda a superarlas, a veces sin saber exactamente cómo lo has hecho.

Cuando tienes algún problema hay que aplicar ese dicho de “Si tienes un problema busca la solución y si no hay solución no hay problema”.

Y en África hay una frase que comentan ellos que es “Nosotros tenemos reloj y ellos tienen el tiempo” por lo que con tiempo se solucionan las cosas.

 

¿Cuál era la reacción de las personas que se veían reflejadas en las instantáneas?

La reacción era muy curiosa. Inicialmente el desconocimiento de estar enfocándoles con las cámaras. Al salir la imagen veíais sus caras de incertidumbre, como de no estar entendiendo nada, y a medida que iba apareciendo la imagen, lo hacia su sonrisa con la misma velocidad. Los fotografiados no se reconocían, eran sus amigos alrededor los que les decían que eran ellos, y las caras de ilusión eran imposibles de describir.

 

¿Cuál era su sensación al ver sus expresiones?

La sensación es brutal, no se puede explicar con palabras. La idea de que con una imagen no hacen falta palabras y puedes comunicarte con ellos, sin necesidad de hablar, es una experiencia única. No hay mayor satisfacción que ver feliz a gente con la simple magia de la fotografía instantánea.

 

 

¿Cuál es el futuro de este proyecto? ¿Tienen pensado volver a embarcarse en esta aventura por otra parte del mundo?

A través de las míticas cámaras instantáneas, Polaroid o Fujifilm, el movimiento The Polaroad Project, quiere conseguir que viajeros de todo el mundo se animen a compartir la magia de la fotografía instantánea con personas que nunca antes han visto un momento de sus vidas revelado en una imagen.

Desde el inicio de The Polaroad Project pensamos que a través de la sencillez de la fotografía instantánea se puede luchar por un mundo mejor. Actualmente simplemente queremos pensar que el proyecto que realizamos puede servir de inspiración para que otras y otros viajeros y viajeras del mundo se animen a compartir la magia de la fotografía instantánea.

Con mi esposa Emma, aventurera donde las haya, realizamos la segunda expedición The Polaroad Project saliendo desde Barcelona hasta el desierto del Gobi, en Mongolia.

Y recientemente otra vez con mi hijo Joan y mi hermano Josep cruzamos Nepal en moto siempre con el espíritu The Polaroad Project.

El próximo setiembre iniciaremos otra aventura The Polaroad Project con una travesía por India coronando el paso de carretera más alto del mundo.

¡Muchas ganas de la próxima aventura!

Por: Ángela Sanz

Imágenes cedidas por: Lluís Pont

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